Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de junio, 2019

MI CHIQUININO

Hacía calor a pesar de estar a finales de octubre. Un mensaje nos alertó a todos. Tenías prisa por nacer y lo ibas a hacer veinte días antes. Allí estábamos tus abuelos, tu padre, tus tíos, por supuesto tu madre, y yo, tu abuela paterna. La emoción y el miedo asomaron a la cara de tus padres cuando les dijeron que ibas a nacer por cesárea. Era tanta la gana que tenías por ver el mundo exterior que empujabas y empujabas sin que tu madre estuviese preparada para alumbrarte. Así que así naciste, mi niño, entre las lágrimas de tus padres y el miedo disimulado de tus abuelos. No podías ser más guapo. Allí acurrucado, en aquella cunita de hospital, llamaban poderosamente la atención tus pestañas y tus ojos grandes, curiosos, que se fueron posando en nosotros mientras rodeábamos la cuna para conocerte. Tu madre estaba preciosa, mi niño, a pesar de sus ojos llorosos y sus ganas de abrazos para mitigar un poco el miedo sentido. No dejaba de preguntarnos tras el cristal si te ha