Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2018

UN PASEO POR EL BOSQUE

El bosque entero susurraba cuando el viento, algo gélido, rozaba sus hojas. Éstas, amarillas de cansancio, viejas en edad, caían con cada caricia, alfombrando el suelo yermo del otoño. Bajo las copas de los árboles, muchos en proceso de desnudez, brotaban setas marrones. Las semillas caían, separadas hacía tiempo de las flores que las cubrieron. El mullido lecho que las recibía , blando por las primeras lluvias, deseoso, engullía en sus entrañas aquellos proyectos de verdes vidas. Las nueces, las castañas, las almendras, engordaban dentro de aquellas cápsulas, espinosas las castañas, protectoras y duras como piedras las nueces y las almendras. El bosque se transformaba como ser vivo que era. Los paseos entre sus árboles le resultaban revitalizantes. Lo que pudiera parecer decadencia, era en cambio reinicio, conversión, renovación de la existencia. Las hojas de los caducos se acumulaban en el suelo, formando un mantillo fertilizante. En la herida surgida tras el desgarro de

CORRIHUELA

Corrihuela llenaba los cordeles con huevos vacíos. Parecía la Plaza del pueblo engalanada por ferias. Allí, en el patio, en aquel abrevadero de mulas ya en desuso para tal fin, ponía a remojo los altramuces con agua limpia del pozo.  Al lado de su casa, en una pequeña habitación, compartía zapatería con su hermano José, vecino de enfrente. Aquél pequeño habitáculo olía a cuero y a betún. En las paredes con techo bajo colgaban decenas de hormas de madera. Al lado de las pequeñas sillas de anea que usaban los hermanos para el trabajo se hallaban desparramadas las agujas curvas, el cerote y los cabos para coser.  Ellos eran la antítesis uno del otro. José era regordete y más bien bajo. Gabriel era alto y delgado, lo que le valió el mote de Corrihuela por ser "alto y seguío" igual que la hierba con ese nombre, tal como le explicó su padre una de las veces que la niña le preguntó. Les prohibieron que entrasen a casa de Gabriel. Mataba gatos y los cocinaba. No era bu

"¿TE SABES EL CATECISMO?"

Doña Amalia la hizo ir a su casa durante algunos días. La dejaban allí, en medio de la sala, de pie y sin ofrecerle una silla. Aquella, junto a sus amigas, tomaba café con dulces y observaba entre risas a Juana.  -Dinos el Padre Nuestro- le pedían entre guiños maliciosos -Y ahora la Salve y el Credo- le solicitaban. Y Juana respondía porque se sabía las oraciones básicas. Iba a casarse y debía demostrar a aquellas pías señoras que era creyente y que aun cuando sólo estuvo una semana en la escuela había aprendido a rezar como era debido. Años después me contó, ella que no podía callarse ante las injusticias, que esos días fueron un suplicio y que de buena gana las hubiese mandado a todas a la puñetera mierda. Pero además de creyente mi madre era educada. Mi padre en cambio no tuvo que demostrarle a nadie si creía o no antes de pasar por la Vicaría. Él era hombre y su único cometido en la vida era trabajar. Mi madre, en cambio, sería la persona que guiase a sus hijos por e

REFLEXIONES EN UN DÍA GRIS. MI VASO DE AGUA.

¿Qué será la soledad, que aun empeñándote en apartarla de ti rodeándote de gente, se propone no apartarse de tu lado y consigue agarrarse a cada pliegue de tu alma? ¿Cómo puedo sentirme así sin que nadie llegue a descubrir lo que realmente siento? Sé que somos apariencia, que la mayoría de los seres humanos aparentamos ser más felices de lo que realmente somos. Al menos a mí me ocurre. Desde hace demasiado tiempo siento que no soy yo la que sale por la mañana de casa. No soy yo cuando callo por no dañar a otros. No soy yo cuando sonrío a todo el mundo cuando lo que realmente necesito es un hombro para llorar. No soy yo. Hoy he dicho en voz alta que últimamente me importa una mierda, con perdón, lo que le ocurra a los demás (acompañando la malsonante frase con una aun más malsonante palabrota). He ido de dura. Jajaja. Me carcajeo de mí misma. No sé a quién quiero engañar. Si no fuese empática no me dolerían tanto las ofensas. Si me importase todo un comino (ahora no qui