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Mostrando entradas de marzo, 2020

HASTA PRONTO, HERMANO

Diego, Dieguito, el de la casa chica, se enfundó la camiseta del Betis y, mirando por encima de sus gafas, comentó que sobraba tela para otra. La niña de la casa chica vio desde su ventana, tras las estrellas, cómo se alejaba de ellos, de sus hermanos, de su familia, para ir al encuentro de sus padres. Allí, por el confinamiento, sólo pudo lanzarle un beso mojado por las lágrimas. Petete, como le llamaba su amigo Mariñas, de cuerpo menudo y corazón enorme, les había dejado demasiado pronto. La gran familia que habían formado se había partido en una de sus esquinas, y ese gran corazón heredado de sus padres aparecía ahora mordido, roto de dolor por aquella temprana marcha. La niña de la casa chica es ya adulta, cincuentenaria, pero el dolor hace que asome la cría que fue y que necesita un abrazo para calmarla en su duelo. La tristeza que siente es tan grande que el nudo formado en su garganta le impide romper en llanto. Su hermano, aquel que la montó un día en su bicicleta y la l