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Mostrando entradas de 2016

LA NIÑA SE HA HECHO MAYOR

"La niña de la casa chica", así la habían llamado siempre las vecinas de su calle. Así le gustaba a ella recordarse ahora, con el transcurrir de los años. La casa chica, aquella pequeña vivienda de poco más de 48 metros cuadrados donde pasó su infancia, su adolescencia, su juventud. Aquella fue la primera que vio cuando abrió sus ojos a la vida aquel veintiuno de octubre. Esa fue la casa testigo de tantos juegos con sus cinco hermanos. Aquella, la morada donde vivió tantos ratos buenos y muchos malos. La casa encalada con puerta marrón, la más pequeña de la calle, la más aprovechada, la más concurrida siempre, la que era centro de reunión de todos los niños de su calle. En su adolescencia se avergonzó de ella cuando empezó a salir con aquel muchacho . Él tenía una casa grande con cochera, habitaciones en el piso de arriba, mucho espacio y muebles bonitos. Ella, la niña de la casa chica, no tuvo nunca una habitación para ella sola. Su dormitorio improvisado era el salón,

LAS PRINCESAS VAN AL BAÑO

Las princesas también van al baño. No soy menos que ellas. Cuando tengo miedo al ridículo, cuando me entra el pánico escénico ante alguien que creo es más importante que yo, siempre pienso lo mismo. En todas las películas dicen que si te da vergüenza hablar en público te los imagines desnudos. Creo que ésto no sirve mas que para ponerse más nervioso. Mi táctica, creo, es bastante más efectiva. Imaginaos a toda una princesa, una reina incluso, un ministro, un presidente o presidenta, o ministra, o príncipe, sentados en su trono blanco..... Todos, absolutamente todos, independientemente de su regularidad digestiva, pasan en algún momento del día por el mismo asiento. Imagínaos sus caras rojas por el esfuerzo cuando no han tomado suficiente fibra, o sus rostros relajados y satisfechos cuando llegan por fin al ansiado lugar en un momento de apuro, aguantándose a duras penas las ganas hasta sentarse por fin y dejarse llevar por la llamada de la naturaleza. Todos, al igual que en

EFÍMERAS TELAS DE ARAÑA

Se estaba empezando a hartar de tanta hipocresía. Añoraba partes de su pasado y sentía impotencia al darse cuenta que jamás regresarían. En su vida, en esa etapa tan negra y dolorosa en que muchos le dieron la espalda, aparecieron personas que ahora mismo no sabría ni cómo clasificar. En aquel entonces los llamó amigos, aun consciente de que esa palabra les quedaba grande. Era lo que tenía, no podía aspirar a más. Es curioso todo lo que se rompe cuando tomas una decisión en tu vida personal. Todo se conecta, y por tanto, todo acaba igual de roto que su centro. Una tela de araña invisible une todos los momentos de la vida, relacionándolos entre sí, a tal punto que si una pequeña hebra se suelta, todo queda destruído. Eso fue lo que le ocurrió. Por eso ella tejió otra tela. En esa urdimbre empezaron a cohabitar seres extraños,personas que haciéndose pasar por amigos le robaron su energía vital. Acomodó sus oídos a los problemas de aquellos "especímenes", los con

MENSAJE PARA TI.

Ofréceme otro ratito de tu tiempo, regálame un pedazo de tu vida, aunque sea pequeño. Regálame tu sonrisa en la mañana, acompáñala con un beso de buenos días y tendré el desayuno perfecto. Deja tus quehaceres lejos de los que tienes pendiente conmigo y dame algo que podamos hacer juntos. Hablemos un momento, conversemos como los mejores amigos que somos. Hazme un hueco en tu agenda y táchalo para que nada lo ocupe. Mírame a los ojos y dime que me quieres. Escúchame a mí decírtelo. Abrázame en la noche para que concilie el sueño y espante mis pesadillas. Busca mis pies en las sábanas frías y caliéntalos con los tuyos ( Aunque estén helados y tengas que hacer un esfuerzo para contener el escalofrío). Acurrúcame en tu pecho cuando tenga un mal dormir y me despierte llorando. Acabo de soñar que no me conoces y pasas a mi lado sin mirarme. Llévame a coger mimosas a aquel árbol que viste un día desde la carretera. Sabes que me alegra su perfume y que me hace feliz ver que piensa

EN LA PUERTA DE AL LADO.

Disfrutó y paladeó su soledad a pequeños sorbos, escuchando el dulce tintinear de los hielos que llenaban el vaso que los contenía. Un refresco de cola, los fríos cubitos y la rodaja de limón, unidos a aquel silencio que podía palparse, la hizo  bajar los brazos, extender las piernas y echar hacia atrás la cabeza para dejarla descansar en aquel mullido cojín que la esperaba. ¿Podría ser feliz?.... ¡Sin duda!. Afuera, el calor fluía desde el suelo hasta su balcón como sibilina serpiente trepando al árbol. La calima se adueñaba de sus plantas, protegidas del sol directo bajo aquel toldo de rayas. Ella se protegía dentro, bajo su techo en blanco, sumergida como nunca en su voz callada, en los ahogados sonidos, en la holganza de la siesta. Y ahí estaba, acurrucada entre cojines, acunada por pensamientos sin palabras. El calor la adormecía, la relajaba, le daba la desgana que tanto necesitaba para desconectar. Hacía tanto tiempo que necesitaba abandonarse al tedio de las hora