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Mostrando entradas de 2012

MADRE CORAJE

Cargó los cántaros de latón sobre sus costados, prominentes como su barriga, y se echó a la calle. Era temprano, tenía tiempo de dar varios viajes desde el pozo, el bidón debía llenarse hoy, necesitaría el agua. Anduvo la calle, cruzó la ronda y llegó al pozo, donde los grifos rezumían agua fresca y el limo empezaba a acumularse en el pilón abrevadero. Los cántaros llenos presionaban su vientre, muy hinchado, pero el dolor no existía. Las cosas había que hacerlas, nadie las haría por ella. Un viaje, dos, tres, hasta cuatro, y el bidón ya casi desbordaba el líquido elemento. Salió un momento a la puerta a tomar aire.  Felipa subía la calle, iba a visitar a sus hermanas Angela y Petra, como hacía a diario. -Felipa, cuando vayas de vuelta entra a ver a mi niña... -Esta Juana, ¡qué ganas de cachondeo tiene siempre!.... Los niños trajinaban por la casa. Andrés, con sólo tres años, seguía a su hermano Pedro, de cinco años, que jugaba con Diego, de seis. Vigilándolos a todos,

El expulsado o cómo el tiempo pone a cada cual en su sitio.

Hace unos meses, participando en una página de facebook en la que fuí nombrada administradora por su creador, tuve un "pequeño altercado" con un individuo que pululaba por dicha página en su afán notorio por hacerse escuchar y por el gusto de oírse a sí mismo. Comentando la foto antigua de una señora a la que conozco, pues existe una cierta relación de parentesco entre ella y yo a través de uno de mis hermanos, el personajillo en cuestión se tomó la licencia de insultar a la mujer, que en la foto contaba con pocos años de edad y estaba en traje de primera comunión. Yo, que soy un poco abogada de los pobres, intenté que aquello no se saliese "de madre", y pedí que se dejasen a un lado las descalificaciones y los insultos, porque entre dos de los usuarios de la página (el susodicho y otro chico) se entabló una conversación un poco rara para mi gusto, porque yo a mis amigos no les llamo "gilipollas" cuando opinan de distinta forma que yo...El caso, y par

¿VAMOS A COMPRAR PASTELES?

Un pionono, una bamba y un petisú, por favor.  Estaban en la pastelería  Lumar, domingo por la tarde de un día de otoño de hace "nosecuantosaños"...... Paqui, Mª Jose y ella cogieron sus pasteles y se dirigieron a su sitio, su rinconcito, allí en aquella calle poco transitada, donde, en el umbral de la tienda de telas, darían buena cuenta de sus dulces. Risas, confidencias...Y mordisco a mordisco, pasaban la tarde.  Las tres de Castilla, el trío Acuario, las del Lalala....Así las conocían en el colegio, así las nombraba don Juan Moreno cuando se dirigía a ellas. Sus camisas, de igual corte, cuello mao, Lois la de Paqui y la suya, de confección casera la de Mª Jose, vaqueros y zapatillas de deporte. Una a rayas blancas con fondo azul, otra con rayas azules y fondo blanco, la tercera de cuadritos blancos sobre fondo azul.....La edad de la imitación, la edad de las primeras y grandes amistades, la edad de la inocencia. No corría el tiempo para ellas, no importaba lo q

Los sueños de la niña de la casa chica

La niña de la casa chica soñaba despierta. Soñaba con cumplir dieciséis años, vete a saber porqué, pero ella quería llegar a esa edad, la mejor edad según su filosofía de vida. Sentada en el umbral de entrada a su pequeña casa, al fresco de la noche de aquel verano, miraba las estrellas, buscando El Carro que su padre le había enseñado a identificar, siguiendo El Camino de Santiago y pensando e imaginando dónde acabaría. El día había sido largo. Pronto llegarían las vecinas para sentarse a la puerta con sus padres. Dentro de nada su soledad se vería interrumpida, y con aquella interrupción se acabarían sus divagaciones, porque con aquella algarabía era imposible soñar, y menos, despierta. Sería escritora, definitivamente, estaba decidido. Contaría historias, como aquellas que leía en aquel libro gordo de su hermano mayor, aquel con tan bellas ilustraciones. Sí, éso haría, dedicarse a inventar vidas, y así la suya sería un poco mejor. El primer sueldo lo emplearía en una habita
EL OSITO DEL DESVÁN    Aquel   osito olvidado en el cajón, con su oreja descosida, la sonrisa tímida y un corazón en vez de nariz, soñaba cada noche con la niña. Ella vendría algún día al trastero, estaba seguro de ello.   Nunca pudo dormir sin él. Cada noche, después del beso a su madre, la pequeña lo abrazaba fuerte, segura con su tacto de peluche, tranquila con la sonrisa que le brindaba si lo miraba a la cara. ¡Cuántas pesadillas habían ahuyentado juntos!. El osito la conocía muy bien. Sí, es verdad que había crecido, que ya no era la pequeñaja que lo lanzaba con desgana cuando despertaba, que ya no usaba su chupete desde hacía años, que ya no necesitaba para dormir la música de aquella caja con la bailarina girando y girando, que hacía años ya que sus noches no necesitaban una lamparita encendida, que ya no llamaba a los papás porque quería agua de madrugada….. Pero seguía siendo su niña. Ahora ella no jugaba con muñecas, esa niña se hizo mayor. Oyó decir qu

AMANECER CONTIGO

Los rayos del sol, alegres, asoman por mi ventana. Los pájaros, en sus picos, llevan olor a mañana. En mi almohada, dormido, los pensamientos tú guardas. Tus párpados cierran al mundo la verdad de tu mirada. Miro con ansiedad tu boca, que no me habla, tus labios, que yo besé, tus manos, que acariciaban. Mi amor, abre los ojos, ya la noche se fue y el día aguarda.