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DIARIO DE UNA NEUROTICA. Día II

13-07.2014
Querido y olvidado diario:
Llevo meses sin visitarte, desoyendo los consejos de mi amiga, y creo que va a ser la última vez que lo haga. Verás, lo cierto es que no me apetece nada hablar sola, y creo que eso es lo que hago cuando me pongo a escribir aquí. Cuando tenía once o doce años no me parecía tan absurdo esto de contar en páginas en blanco que solo yo podría leer, mis cosas, mis pensamientos, mis vivencias de niña, pero ahora, casi treinta años después, no creo que sea la solución de nada que yo pierda mi tiempo en estas niñerías.
Sé de personas ilustres, mayores, sensatos, de vida plena, que han escrito diarios durante toda su vida, pero no creo que yo tenga nada importante que dejar a generaciones venideras. Mi vida no es una novela, no me han ocurrido grandes cosas ni pasaré a la historia por nada, así que, no encuentro el sentido a esto.
Te contaré lo ocurrido en estos meses que te he tenido en el cajón, dejado de cualquier forma después de llenar tus primeras páginas.
Mi ex-suegra no ha dejado de venir a visitarme. Casi cada tarde se presentaba con sus cuatro o cinco amiguísimas del alma a tomarse un café. Unas veces iban de compras, otras, venían de ellas, pero siempre iban cargadas de paquetes de las firmas más "in" de la ciudad.
No sé qué pretende con tanta visita.
La aprecio, sí, es cierto, a pesar de su envoltura de nueva rica creo que en el fondo sigue subyaciendo la maruja que era antes de contraer matrimonio con el rico empresario que fue mi suegro.
Aun así, no la soporto la mayoría de las veces.
Cuando las atendía para tomarles nota, era rara la ocasión que no sacaba a colación el nombre de su hijo, pobre hijo, tan solo y perdido se encontraba.
Dijo, una de las ocasiones, que estaba visitando a un sicólogo, por ansiedad, decía. El doctor le había recomendado unas vacaciones para desestresarse.....Y allí que se había ido el "niño" Rafael, a la playita, al chalet familiar que tenía su padre desde hacía muchos años.
¿Y a mí qué me importa?....Me daban ganas de soltarle....Pero mi educación, acentuada por los años de camarera, me impidieron decirlo en voz alta.
Me alegro por él, fue en cambio lo que le dije. ¿Cuántos cafés, Carmen?....Y se acabó la conversación.
Ahora me cuenta, esta misma mañana, que tiene novia, que la cosa va en serio y que todos están dichosos..... Un rica heredera, sin más atractivo que sus cuentas corrientes, insípida, más bien ñoña, con el bachillerato sacado a fuerza de repetir cursos, ha entrado en su vida de la mano de sus padres. Su ex se había quedado prendado, según me contaba Carmen no sin una miradita de reojo para intentar adivinar una reacción que no tuve. Y ahí están, conociéndose un poco más, aunque haciendo planes para una futura boda, que hay que atar cabos y el niño no puede vivir el resto de su vida de las rentas de su padre......
Me alegro por él, en serio, igual yo no supe quererlo y con esta chica encuentra lo que no le pude dar.
Por mi parte, mi vida sigue más o menos igual.
Terminé el curso que me quedaba de la carrera, mis buenas noches de sueño me ha costado, pero al fin he cumplido mi sueño.
Ahora, esperaré un tiempo para buscar otros caminos, lucharé como siempre lo he hecho por seguir siendo libre y autosuficiente, seguramente seguiré otros años más sirviendo cafés en este lugar atendiendo con mano izquierda a todos los clientes.....
Mis hijos crecerán, seguirán conmigo, aunque sigan con las visitas paternas que el convenio de divorcio dictó en su día. Yo quizás no llegue nunca a poder ir de compras a diario, como mi ex-suegra y sus amigas, o como mi ex y su nueva mujer, pero no me importa. Como bien decía mi amiga, la que me aconsejó que escribiese este diario, estoy un poco loca, un poco neurótica, y no he sabido adaptarme a las circunstancias. Cualquier otra hubiese elegido el camino fácil, una vida sin privaciones económicas llena de caprichos y de padle, cenas en restaurantes de cinco tenedores y vacaciones en las mejores playas, pero no, yo soy así de díscola, he elegido ser libre.
Así que, diario de unos días, voy a cerrar tus tapas y a guardarte en un cajón. Quizás dentro de muchos años decida releer estas cuatro páginas y reprocharme mi tozudez, pero ahora, por ahora, creo que he hecho lo que tenía que hacer y he sido consecuente con mis sentimientos.
A mi amiga le diré que sigo escribiendo, que me sirve de mucho y además es más barato que un sicoanalista, para tenerla contenta, para que crea que me ha "salvado", para que se crea útil y siga creyendo que un buen día decidiré pedir perdón a Rafael, que le pediré que me vuelva a aceptar y que perdone mi locura, mi arrebato, y todo vuelva a ser como antes..... Mientras ella lo crea así, dejará de meterse en mi vida y me dejará vivirla como a mí me plazca.
Por cierto, antes de abandonarte, te contaré que el parroquiano que todos los días venía a por su café ha dejado de visitarme. Creo que ha comprendido que solo iba a conseguir de mí una sonrisa y una pequeña conversación entre sorbo y sorbo. Espero que encuentre a alguien.
Hasta la vista, amigo, espero no tener que volver a verte en muchos años............


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