No escuchaba nada tras ella, sólo el rumor del viento rozando de vez en cuando sus oídos y revolviendo un poco su cabello.
El horizonte se veía plano, como línea continua en la carretera.
El sol había salido hacía pocas horas. Hacía fresco. La arena aún estaba húmeda por la pleamar de la noche anterior. Ella aún tenía mojados los pantalones y los pies descalzos. No sentía frío, no tenía necesidad de sentir nada.
Se había abandonado....Abandonada.....Esa era la palabra que mejor la definía, tal como ahora se sentía.
No se escuchaban voces, ni risas, ni llantos, ni gritos, ni discusiones, ni reproches. Sólo el viento, sólo el murmullo de las olas alejándose de la orilla.
A lo lejos distinguió gaviotas. Eran felices los pájaros en su libertad.
¡Cuántas veces había soñado con volar!.
Había permanecido quieta durante demasiado tiempo. Estática, hierática,como esculpida en mármol, sin vida, sin voz, sin fuerzas para alzarla siquiera.
Siempre se dejó llevar por todos.Fue zarandeada, utilizada, usada como se usan los calcetines hasta que se rompen del uso. Ella era así. Asequible, accesible, maleable, manejable como la plastilina a la que unas manos parten en pedazos, mezclando colores, dándole formas, ensuciando la mesa , para luego dejar que endurezca y cuando no les convenza el resultado,arrojar a la basura.
No quería sentirse blanda y pringosa. Ella quería alzar las alas, llegar hasta ese horizonte sin que nadie tirase de los hilos que la ataban a la tierra como aquellos que unen a la marioneta con las manos que la manejan.
No la echarían de menos. O sí, no sabría explicarse el sentimiento que produciría en todos su pérdida.
Durante años, meses, días con sus horas, sus minutos y sus segundos había hecho lo correcto, siempre lo correcto. Al menos lo que ellos creían que lo era...... Para ella simplemente había sido un secuestro de su vida. Desde muy niña sintió la mordaza que llevaba en el corazón, además de en su boca. Nunca tuvo ocasión de hacer o decir lo que quería, no era de buena niña llevar la contraria a los demás.
Amén, decía en las misas a la que acudía con sus padres. Así sea, repetía una y otra vez ante los demás, callando sus propuestas por miedo a que interpretaran por soberbia, orgullo o prepotencia su contrariedad a lo expuesto.
El "no" pocas veces figuró en su vocabulario. Sí a todo. Que la quisieran, que la aceptasen, eso era lo único que pretendía con su buena predisposición.
En demasiadas ocasiones había sacrificado su "yo" contra el "vosotros". En incontables circunstancias se había rendido arrojando su rey en el tablero y dando la partida por perdida.
Estaba cansada de jugar para no ganar nunca.
Abandonaba a las otras piezas del ajedrez. Jaque mate.Esta vez ganaba ella.
Marcharía hacia aquel horizonte que resultaba tan atrayente, tan plano, tan lineal, sin curvas ni complicaciones, azul, hermoso.
Se pondría las alas que un mal día guardó en su memoria y las alzaría. Quizás, con un poco de suerte, aquel viento que ahora apenas soplaba, le echaba una mano y la hacía remontar alto, muy alto.....
Y volaría junto a las gaviotas.
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