Ir al contenido principal

MENSAJE PARA TI.

Ofréceme otro ratito de tu tiempo, regálame un pedazo de tu vida, aunque sea pequeño.
Regálame tu sonrisa en la mañana, acompáñala con un beso de buenos días y tendré el desayuno perfecto.
Deja tus quehaceres lejos de los que tienes pendiente conmigo y dame algo que podamos hacer juntos.
Hablemos un momento, conversemos como los mejores amigos que somos.
Hazme un hueco en tu agenda y táchalo para que nada lo ocupe.
Mírame a los ojos y dime que me quieres. Escúchame a mí decírtelo.
Abrázame en la noche para que concilie el sueño y espante mis pesadillas. Busca mis pies en las sábanas frías y caliéntalos con los tuyos ( Aunque estén helados y tengas que hacer un esfuerzo para contener el escalofrío).
Acurrúcame en tu pecho cuando tenga un mal dormir y me despierte llorando. Acabo de soñar que no me conoces y pasas a mi lado sin mirarme.
Llévame a coger mimosas a aquel árbol que viste un día desde la carretera. Sabes que me alegra su perfume y que me hace feliz ver que piensas en mí aunque vengas cansado del trabajo.
Sigue haciéndome sonreír al oírte cantar en la ducha. Me gusta tu voz, sobre todo cuando me hablas bajito y muy cerca.
Apuesta, sigue apostando, por lo nuestro. Sé que los dos hemos ganado la apuesta aunque muchos no pusieran ni un euro, por nosotros, sobre el tapete. Siempre nos ha gustado ir contracorriente.
Cuando estés fuera, sin compartir el amanecer conmigo, mándame un mensaje de buenos días. Llámame cariño.
Cuando te vayas a dormir solo, llámame, dame las buenas noches, cuéntame cómo ha ido tu día. Mi jornada no terminará hasta que no te desee dulces sueños.
Y por último, hazme un favor: Sigue estando ahí hasta que yo me vaya. Quiero marchar antes que tú. No soportaría quedarme sin todos estos momentos.
Y ahora quiero darte las gracias.
Gracias por tu tiempo, por tu sonrisa, por tu beso de buenos días, por los desayunos perfectos, por las  cosas que hacemos juntos, por las conversaciones, por el hueco en tu agenda, por mirarme a los ojos, por quererme y por dejar que te quiera, por tus abrazos, por tu consuelo, por tus pies calentitos, por tu pecho acogedor, por mirarme cuando paso a tu lado, por cortar las mimosas para mí, por tenerme en tu pensamiento haciendo un hueco en las preocupaciones diarias, por hacerme sonreír, por tu voz en mi oído, por tu apuesta arriesgada, por ser rebelde y cabezota, por despertar junto a mí aunque estés lejos, por tus buenos días en la distancia, por tus llamadas, por hablarme de tu día, por desearme buenas noches aunque sepas que ninguno de los dos va a tenerlas si no las pasamos juntos.........
Y por supuesto, gracias, mil gracias, por existir.
Eres la recompensa que me debía la vida.



Comentarios

Entradas populares de este blog

CARTA A MI HERMANO

Esto es más duro de lo que pensé al sentarme ante el teclado. ¿Cómo describir un dolor, cómo cuantificarlo? Una nueva pérdida, otro integrante de mi antes gran familia acaba de dejarnos. En menos de tres años se ha quebrado nuestro corazón con dos golpes secos del destino.  La vida, pero sobre todo la muerte, a veces resulta injusta. Y en mi familia lo hemos comprobado con creces.  El mundo está lleno de "parásitos" incombustibles, malas personas que no se van ni con agua escaldando, y en cambio otras, jóvenes y buenas personas, se van demasiado pronto. Al menos, teniendo fe como tengo en la inmortalidad del alma, sé que allá donde han ido serán felices, libres de las penas de un cuerpo y una vida mortal, y que desde arriba están velando por quienes nos quedamos. Y nos queda el recuerdo, los años a su lado, las experiencias vividas, el amor compartido. Es mucho lo que nos dejan. Hace tan sólo tres días que nos dejaste, hermano, y no puedo menos que agradecerte tu entereza ant

RECUERDOS

Recuerdo el día que mi padre murió, pero en mi memoria solo guardo todo lo vivido con él. Aún está muy cerca la madrugada que nos abandonó mi madre, que fue en busca del amor de su vida, aquella  madrugada amarga, pero tambien prefiero recordar lo bueno que nos dió cuando vivía. Es curioso darse cuenta de que cuanto más pasa el tiempo, más los echo de menos. El se fue sin decir nada, en plena calle su cuerpo cayó muerto, fulminado por el infarto. Ella, silenciosa, se fue apagando poco a poco, con el dulce dormir de la morfina, y su despedida solo fue una lágrima, esa lágrima que resbaló por su cara cuando le apreté la mano. Los necesito a mi lado, necesito que sean mis padres otra vez, necesito sus riñas, sus consejos, sus presencias, esas que te tranquilizaban, que te hacían sentir segura y arropada, como cuando era niña y se ponían al lado de mi cama si estaba enferma. Soy madre, pero aún me siento sola a veces, y no tengo a mis padres cerca para que me protejan de mis mi

LAS PRIMERAS MARIPOSAS

Una noche fría de octubre. Los setenta estaban marchando y ella caminaba hacia su cita. Su primera cita. Recién cumplidos los trece no había abandonado su infancia, aun cuando la adolescencia peleaba contra ella en desigual batalla. Las trenzas quedaron abandonadas hacía ya unos años. Un hombre venía por las calles comprando pelo natural para imágenes de Santas. "Alguna Virgen del Carmen llevará tu pelo", le había dicho su madre. Ella no se resistió. Odiaba aquellas trenzas por lo ridículas que les parecían a sus amigas, todas con cola de caballo que balancear cuando caminaban. Su pelo quedó en aquel maletín negro, aún trenzado, de color castaño claro casi rubio, o rubio oscuro; ella no entendía de tonos. La melena, que suelta le llegaba a la mitad de su espalda, había quedado reducida a un corte de chico, por lo que tuvo miedo y vergüenza de enfrentarse a sus amigas, a sus compañeros de escuela, a su padre, que adoraba el cabello largo de la niña. A mediodía, temi