No soy menos que ellas.
Cuando tengo miedo al ridículo, cuando me entra el pánico escénico ante alguien que creo es más importante que yo, siempre pienso lo mismo. En todas las películas dicen que si te da vergüenza hablar en público te los imagines desnudos. Creo que ésto no sirve mas que para ponerse más nervioso. Mi táctica, creo, es bastante más efectiva.
Imaginaos a toda una princesa, una reina incluso, un ministro, un presidente o presidenta, o ministra, o príncipe, sentados en su trono blanco..... Todos, absolutamente todos, independientemente de su regularidad digestiva, pasan en algún momento del día por el mismo asiento.
Imagínaos sus caras rojas por el esfuerzo cuando no han tomado suficiente fibra, o sus rostros relajados y satisfechos cuando llegan por fin al ansiado lugar en un momento de apuro, aguantándose a duras penas las ganas hasta sentarse por fin y dejarse llevar por la llamada de la naturaleza.
Todos, al igual que en la muerte, somos iguales en nuestros retiros íntimos.
Nadie es más importante. Nadie siembra rosas. Nadie produce lingotes de oro. Nadie, absolutamente nadie, siente su "perfume".
Cuando veo a los glamurosos de la jet set, a las celebridades de Hollywood paseando por las alfombras tiradas a su paso, a los reyes y reinas saludando a la plebe desde sus coches blindados, a los banqueros que gobiernan el mundo decidiendo cuánto van a subir el precio del dinero, a los políticos en campaña regalando besos a los niños y prometiendo el cielo si hace falta, cuando observo todo ésto y los veo como seres inalcanzables, como dioses del Olimpo reencarnados, recuerdo que todos ellos van al baño y se igualan en el rasero de humanidad por el que los mido, a mi humilde persona.
Entonces me encuentro mejor, mucho mejor.
Quizás ellos no utilicen el papel higiénico que esté en oferta en el supermercado del barrio. Tal vez, sólo tal vez, cuando limpien sus ilustres intestinos laven sus vergüenzas bajo chorros emergentes de grifos dorados. Quizás, quién sabe, tienen inodoros que vaporicen con rosas el habitáculo para camuflar su humanidad..... Pero todos ellos, absolutamente todos, tienen que agacharse. Y entonces, por una vez, por unos instantes, nos encontramos a la misma altura.
Igual os resulto escatológica...... O rara de narices..... O morbosa.....
Yo no me creo de ninguna de esas maneras. Bueno, quizás rara, un poquito rara. Pero me gusta ser rara.
¿Creéis que soy rara?
¿Acaso vosotros no váis al baño?
Yo sí voy, casi todos los días. Me miro al espejo y pienso: " Eres igual que una princesa"
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