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CARTA A MI HERMANO



Esto es más duro de lo que pensé al sentarme ante el teclado. ¿Cómo describir un dolor, cómo cuantificarlo? Una nueva pérdida, otro integrante de mi antes gran familia acaba de dejarnos. En menos de tres años se ha quebrado nuestro corazón con dos golpes secos del destino. 
La vida, pero sobre todo la muerte, a veces resulta injusta. Y en mi familia lo hemos comprobado con creces. 
El mundo está lleno de "parásitos" incombustibles, malas personas que no se van ni con agua escaldando, y en cambio otras, jóvenes y buenas personas, se van demasiado pronto. Al menos, teniendo fe como tengo en la inmortalidad del alma, sé que allá donde han ido serán felices, libres de las penas de un cuerpo y una vida mortal, y que desde arriba están velando por quienes nos quedamos. Y nos queda el recuerdo, los años a su lado, las experiencias vividas, el amor compartido. Es mucho lo que nos dejan. Hace tan sólo tres días que nos dejaste, hermano, y no puedo menos que agradecerte tu entereza ante la muerte, tu sentido del humor mantenido hasta el final, tu sonrisa, y la fuerza con que nos apretabas la mano cuando íbamos a verte. Eres un tío cojonudo, Pedro. ¡Qué lección de fuerza nos has dado! Supongo que ya estarás junto a nuestro hermano Diego y en compañía de nuestros padres. Sé que te has llevado contigo mucho de nuestro amor, y que les contarás que los recordamos todos los días, pues para nosotros nunca os habréis ido. Vuelve a reír de nuevo con tu hermano Diego, como lo habéis hecho siempre desde pequeños. Sabemos que desde que él nos dejó tú no eras el mismo. Al fin estáis juntos otra vez. Diles a papa y a mama que los queremos mucho, y que nos va bien porque ellos nos protegen, lo sentimos a diario. 
Y ahora tenemos otro ángel de la guarda desde tu partida. 
Pedro, no fuiste muy de contar tus cosas nunca. Te emocionabas hasta las lágrimas por los demás, pero nunca dijiste nada si tenías un problema. Fuiste extrovertido en tu trato con todos, gracioso como tú solo, pero los males los aguantabas solo, sin dejarte ayudar siquiera. Y así te fuiste, en silencio, sin una queja, bromeando sobre tu suerte y agradeciendo nuestras visitas. "Cuidado con la carretera. Gracias por venir" son las últimas palabras que nos dijiste el último día que nos vimos. ¡Cuánto te voy a echar de menos, hermano! 
En aquella casa chica las risas que se oían eran muchas gracias a ti. Recuerdo tus "zalaques" de pan y queso (de vaca, que era el que te gustaba) acompañando la comida. Y tu boca inflada con cada bocado, que siempre daba pie a que te pidiésemos que dijeras "Pamplona" sin que se escapase nada. ¡Cómo nos reíamos juntos! Aquellos años de infancia, con los seis hermanos juntos, con la algarabía que teníamos siempre, se quedarán en nuestra memoria para hacernos más llevadero el duelo y tu ausencia. Porque para eso atesoramos vivencias, para echar mano de ellas cuando el corazón no puede solo con el dolor. Ha sido duro saber que te ibas. Ver como ibas apagándote nos oprimía el pecho, pero no podíamos permitirnos llorar a tu lado cuando tú no lo hacías. Y al final te dormiste, sin hacer ruido, sin sufrir, porque no te merecías padecer tus últimos días y sé, en mi fe, que alguien o Alguien movió sus hilos para que no te fuese duro el trago de la muerte. Estamos reconfortados por ello. 
Quedan tantas cosas que decir de ti, y tantas que debería haberte dicho, que no hay páginas suficientes para escribir en ellas. Aun así, sé que no te hizo falta nada más, y que aquellos abrazos que nos dimos y recibiste de todos nosotros, nuestras visitas, nuestras manos juntas y apretadas, nuestras miradas tras las mascarillas, hicieron que habláramos sin necesidad de palabras, porque así es como mejor se expresan los sentimientos. 
Adiós, hermano. O mejor dicho, hasta pronto. Sé que volveremos a vernos. Algún día estaremos todos juntos, los de la casa chica, riéndonos en la comida, contándonos nuestras cosas, mientras te pedimos que digas "Pamplona" sin salpicar a nadie con la boca llena. Y tragarás, beberás agua y volveremos a reír porque se te ha desinflado el carrillo. 
Descansa en paz, hermano. Te quiero mucho.

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