La puerta se cerró y él quedó afuera. Ella respiró profundamente, llenando de aire sus pulmones, descansada al fin, satisfecha de su decisión, temerosa también de los días venideros, ofuscada por la rabia del "no haberlo hecho antes", feliz por el lastre soltado, ese yunque que llegaba a asfixiarla y que no dejaba que saliera a la superficie, ahogada en aquella pena que le había devorado el alma a bocados.
Todo cambiaría, lo sabía, lo sentía, estaba convencida.
Nadie le haría sentirse así en lo que le quedase de vida. No dejaría que la vapuleasen, que la menospreciaran, que la tratasen peor que nada, que aquellas últimas noches obligadas no ocurrirían más.
Abrió el grifo con el agua caliente, consiguió regular la temperatura del agua a su gusto, se dejó empapar por la tibieza del agua. Y sucedió, consiguió llorar por primera vez después de mucho tiempo, y sus lágrimas corrían por su cara mezclándose con los chorros de la ducha. Era feliz, muy feliz, y la libertad añorada se filtró por todos los poros abiertos de su piel, vaciando de negruras y desdichas las capas de su cuerpo, la epidermis y la dermis, endurecidas y encallecidas por la desidia, por la falta de caricias, se ablandaron al contacto de ese cruce de aguas, y acabaron limpias por fin.
Por el desagüe se fueron los miedos. la espuma limpió las voces, los insultos gratuitos, los golpes a los muebles, el inexistente trato con los hijos, los silencios en la mesa para no incomodarlo, los ojos enrojecidos por el alcohol que le estaba vetado, las llamadas anónimas de madrugada con risas y voces de club de carretera de fondo.
Cuando dejó de llorar, alzó los ojos al chorro de agua y los lavó. Cerró el grifo, cogió la toalla y envolvió su cuerpo con cuidado, con mimo, como nadie antes lo había tratado, y cuando vió que por el hueco del desagüe desapareció la última gota de agua, sonrió
Todo había acabado, y su vida volvía a empezar.
Todo había acabado, y su vida volvía a empezar.
Precioso relato, sobretodo por ese final, donde en esa ducha se deshace de todos sus miedos y miserias.Me ha encantado visitarte.Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Mª Carmen. Es un relato autobiográfico, por lo que te agradezco mucho más tu comentario. Un beso y gracias por seguir "mis cosas".
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