Ir al contenido principal

HOY NECESITO SOLTAR LASTRE

Hoy he llegado a estar enfadada con Dios, ese Dios que me ha acompañado cuando no veía luz al final del negro túnel. Creo que no es la primera vez que siento ésto, y El me comprende, porque se porta bien conmigo aunque yo a veces llegue a renegar de su Existencia.
Muchas veces, cuando vemos tantas injusticias, nos preguntamos si en verdad existe un Dios, pues es difícil tener fe en alguien que consiente tanto mal como habita en el mundo.
Mi caso es nimio, sin importancia, no tengo derecho a quejarme, lo sé, pero igual que a cada enfermo le duele más su dolor que a nadie, a mí me duelen mis cosas tanto como al más pintado.
Me han dicho esta tarde que si deseo mal a alguien, ese mal vendrá a mí multiplicado, y sólo he podido contestar como el del chiste: "Pues ya, como no me quede preñao...."...... Pues eso, que creo que trece años y otros quince más contando hacia atrás en el tiempo, me han reafirmado en mi postura: "Hay gente que no se merece vivir".
Me explico: Cuando un parásito vive a costa de los demás, chupándoles la sangre, el alma, la vida, alimentándose de su aliento y engordando con su desgracia, debería ser amputado como el peor tumor conocido.
Cuando ese tumor es además alguien que te ha hecho todo el daño imaginable mientras ha convivido contigo y aun mucho después de haberlo separado de ti, ha destrozado la mayor parte de la infancia de los que más quieres, a ti te ha hecho sentir el peor despojo del mundo y te ha aislado en su "cárcel" de relación idílica a ojos de los demás, ese parásito, en fin, no merece existir, y no me creo mala persona por sentirlo. Sé que es "políticamente incorrecto" lo que estoy diciendo, pero qué queréis, la edad es lo que tiene, ya me importa un comino lo que pueda decir nadie si se siente ofendido con mis palabras. Mi madre solía decir eso de "Más sabe el tonto en su casa que el listo en la ajena", y nunca me ha parecido más acertado el refrán que ahora, porque habrá gente que haya visto desde fuera mi vida junto a ese chupóptero, y pensará que estoy exagerando, no parecía malo el personaje en cuestión, más bien todo lo contrario, pobrecito, con ese aspecto de no haber roto nunca un plato, y yo, tan transparente, tan echada para alante, tan segura de mí misma.....¡Qué pena, Dios, no supe hacerlo bien!. Si hubiese sido tan lista, tan segura, tan echá p´alante, como decimos por aquí, la primera vez que soltó la mano o la primera vez que me dijo que yo era una mierda, debería haberle roto la boca, porque en el fondo es un cobarde, en el fondo era y es una caca de hombre, un tío que no sabe vestirse por donde se visten los hombres, una seta que vive a la sombra de un árbol grande y que engaña con su aspecto, escondiendo en su interior el más ponzoñoso de los venenos.
La justicia no existe, y de esto último estoy aún más segura que de la existencia de Dios. Y bueno, ya que me estoy sincerando, os voy a contar porqué lo pienso. Este parásito, que de aquí en adelante nombraré así para que no tenga que poner nombres, nunca, y digo bien, nunca, ha querido a nadie. Cuando lo cercené de mi cuerpo, cuando lo separé de un tajo de mi lado y de los que quiero más que a mí misma, se fue a vivir bajo otro árbol, a su sombra, fresquito y húmedo como hongo que es, y no quiso saber ya nada de su anterior vida. Desapareció, se esfumó, aunque su hedor ha seguido y sigue persiguiéndonos con el pasar de los años. Está ahí, ha seguido ahí, difundiendo calumnias, arruinándome el nombre, vertiendo mentiras en ambientes cercanos a mí, destrozando lo poco que él había dejado en pie. He tenido que pelear contra todos, labrarme de nuevo la vida, hacer oidos sordos a comentarios y levantar la cabeza bien alto, todo para salir a la calle sin sentir que me señalaban con el dedo. Pero sigue ahí, después de tantos años, respirando, hediendo, intentando hacer más daño, y las leyes no hacen nada para remediarlo. Porque no hay justicia, porque gente así no se merece vivir, y porque ya estoy harta de callarme, porque necesito decirle a todos que el peor error de mi vida sigue recordándome que fui tonta, que no fui tan fuerte como debía y que en su día debí pegarle un buen puñetazo en toda su bocaza de seta...... Quizás así me sentiría muchísimo mejor de lo que me siento.
Y a Dios, solo le pido una cosa, además de que me perdone, y es que me permita seguir durante muchos años al lado de la persona que me ayuda a olvidar aquella pesadilla, el hombre que creyó en mí y vio algo más que lo que decían las malas lenguas expoleadas por aquel parásito. Este hombre, mi marido, les dio una vida a mis hijos, les dio un padre al que admirar, y a mí, alguien a quien querer y respetar.
Aquel sujeto no sabrá nunca lo que es tener todo ésto.

Comentarios

Entradas populares de este blog

CARTA A MI HERMANO

Esto es más duro de lo que pensé al sentarme ante el teclado. ¿Cómo describir un dolor, cómo cuantificarlo? Una nueva pérdida, otro integrante de mi antes gran familia acaba de dejarnos. En menos de tres años se ha quebrado nuestro corazón con dos golpes secos del destino.  La vida, pero sobre todo la muerte, a veces resulta injusta. Y en mi familia lo hemos comprobado con creces.  El mundo está lleno de "parásitos" incombustibles, malas personas que no se van ni con agua escaldando, y en cambio otras, jóvenes y buenas personas, se van demasiado pronto. Al menos, teniendo fe como tengo en la inmortalidad del alma, sé que allá donde han ido serán felices, libres de las penas de un cuerpo y una vida mortal, y que desde arriba están velando por quienes nos quedamos. Y nos queda el recuerdo, los años a su lado, las experiencias vividas, el amor compartido. Es mucho lo que nos dejan. Hace tan sólo tres días que nos dejaste, hermano, y no puedo menos que agradecerte tu entereza ant

RECUERDOS

Recuerdo el día que mi padre murió, pero en mi memoria solo guardo todo lo vivido con él. Aún está muy cerca la madrugada que nos abandonó mi madre, que fue en busca del amor de su vida, aquella  madrugada amarga, pero tambien prefiero recordar lo bueno que nos dió cuando vivía. Es curioso darse cuenta de que cuanto más pasa el tiempo, más los echo de menos. El se fue sin decir nada, en plena calle su cuerpo cayó muerto, fulminado por el infarto. Ella, silenciosa, se fue apagando poco a poco, con el dulce dormir de la morfina, y su despedida solo fue una lágrima, esa lágrima que resbaló por su cara cuando le apreté la mano. Los necesito a mi lado, necesito que sean mis padres otra vez, necesito sus riñas, sus consejos, sus presencias, esas que te tranquilizaban, que te hacían sentir segura y arropada, como cuando era niña y se ponían al lado de mi cama si estaba enferma. Soy madre, pero aún me siento sola a veces, y no tengo a mis padres cerca para que me protejan de mis mi

LAS PRIMERAS MARIPOSAS

Una noche fría de octubre. Los setenta estaban marchando y ella caminaba hacia su cita. Su primera cita. Recién cumplidos los trece no había abandonado su infancia, aun cuando la adolescencia peleaba contra ella en desigual batalla. Las trenzas quedaron abandonadas hacía ya unos años. Un hombre venía por las calles comprando pelo natural para imágenes de Santas. "Alguna Virgen del Carmen llevará tu pelo", le había dicho su madre. Ella no se resistió. Odiaba aquellas trenzas por lo ridículas que les parecían a sus amigas, todas con cola de caballo que balancear cuando caminaban. Su pelo quedó en aquel maletín negro, aún trenzado, de color castaño claro casi rubio, o rubio oscuro; ella no entendía de tonos. La melena, que suelta le llegaba a la mitad de su espalda, había quedado reducida a un corte de chico, por lo que tuvo miedo y vergüenza de enfrentarse a sus amigas, a sus compañeros de escuela, a su padre, que adoraba el cabello largo de la niña. A mediodía, temi