La amistad es un privilegio del que disfrutamos los humanos, y que ninguna otra especie viva comparte. Cuando las cosas te salen mal, o si el destino te da un revés, muchos de esos amigos desaparecen, huyendo del problema, buscando la comodidad que da el no saber nada, el no inmiscuirse. El amigo de verdad, llama a tu puerta bien temprano, te da los buenos días, se sienta y te pregunta. Escucha tus problemas, tus desvaríos a veces, tus dudas, tus miedos, y cuando acabas, te dice: aquí estoy, ¿qué quieres que hagamos?. A lo largo de mi vida he ido dejando atrás algunos de los primeros, esos que proclaman su amistad a los cuatro vientos, como si te hiciese un favor al escogerte, esos amigos que cuando empiezas a levantar el vuelo solo, después de algún mal despegue, te evitan, porque ya no les sirves, ya no tienen a quien ayudar para sentirse importantes. Esos amigos son los que más duele perder, pues te hicieron creer que su amistad era sincera, que te ayudaban de forma altr...
Un lugar donde escapar, un sitio donde encontrarme.