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¿REFINERÍA? ¡NO, GRACIAS, P´A TÍ!

Una persona a la que quiero mucho, me contó un día, tras las últimas elecciones municipales y autonómicas, que se sentía defraudada y engañada. Había votado al partido que actualmente gobierna nuestra Comunidad Autónoma con la seguridad de que velarían por la defensa del Medio Ambiente, cuestión de la que alardearon en la campaña electoral. Fueron promesas de las que después de los escrutinios se retractaron, mostrando su total apoyo a la instalación de una refinería en Extremadura.
Pobrecita. Al fin ha comprendido lo falsa que puede llegar a ser la promesa de un político en época de elecciones, donde se promete hasta la luna si es preciso para conseguir un mullido sillón donde dormitar durante 4 años y desde donde llenar sus bolsillos y sus estómagos, convirtiéndose en auténticos caciques. Sus posesiones aumentarán al mismo ritmo que sus cuentas corrientes, y no saldrán a la luz sus activos, camuflados bajo el nombre de familiares o de empresas allegadas, aunque todos sabremos que las poseen.
Todos nos hemos acabado enterando de la relación familiar existente entre la empresa que pretende montar la refinería y un alto cargo de la Consejería. Todos, en fin, sabemos que en el fondo todo se reduce simple y llanamente  a Dinero y Poder, dos palabras que has estado siempre unidas a la política y que no distingue de siglas ni idelogías.
Sabemos que muchos de los que presumen de socialistas se han convertido en auténticos capitalistas, y que la salud y el bienestar del resto de los mortales, incluyendo a sus abnegados e incondicionales votantes, les viene al fresco.
Entre otras cosas, la distancia hace más fácil la decisión, porque ellos, desde sus chalets, no tendrán que soportar el olor a azufre ni los negros humos. Otra cosa sería si al abrir los balcones insonorizados se dieran de narices con toda esa basura, que en vez de cambiar su residencia serían capaces de trasladar hasta la última piedra de esa industria al jardín del vecino.
Extremadura es para ellos el culo del mundo, y sólo la quieren para sacarles la pringue y para seguir viviendo del cuento, a cuenta, y valga la redundancia, de la ignorancia de muchos de nosotros, que creemos más en unas siglas que nos suenan a libertad que en otras que nos quieren relacionar a un pasado dictatorial, tela de araña que han sabido urdir para mantener las bocas cerradas y el corazón encogido por el miedo.
Menos mal que el pueblo está despertando y se está dando cuenta de que el cuento ha cambiado, y en en éste en particular, Caperucita se ha convertido en lobo y el feroz animal no es tan malo como lo pintaban.
Lo malo de todo ésto, y la moraleja de la historia, es que no valdrán de nada las miles de firmas recogidas( entre ellas la mía), lo mismo que no han servido las recogidas para exigir el Centro de Especialidades prometido por nuestro actual y excelentímo presidente, convertido de la noche a la mañana y como arte del "birli-birloque", en Centro de Salud pelado y mondado.
No servirán de nada, porque para lo único que tienen en cuenta nuestros nombres y apellidos es para enviarnos sus panfletos electoralistas cuando quieren comprar nuestros votos, cuando quieren que les aseguremos su futuro al menos otro cuatrienio.
¿Creen de verdad que todo ésto servirá para algo?. Ojalá me equivoque, pero nunca nos han escuchado, y no iba a ser ésta la excepción.
Seguro que los famosos maletines, esos que ni yo ni nadie encontrará nunca en la calle, ya han pasado por despachos y oficinas, acallando alguna que otra conciencia, y nosotros, a callar, que estamos más guapos.
No nos quejemos, que habrá puestos de trabajo. No protestemos, que sólo estaremos negando el progreso.
Si aparece el temido cáncer en unos años, ¿qué importa? si total, de aquí a cien años, todos calvos, y a mí me pillará lejos.....
Más salud, más agricultura y ganadería, que de eso estamos sobrados, más ayudas para el campo, y menos humos, que de estos últimos ya nos sobran a los extremeñinos cuando vemos lo que hacen diariamente con nosotros.
Como decían los primeros socialistas, y despidiéndome, os digo: "Salud, camaradas!"

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